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Un 1 de mayo con un mundo dividido entre trabajadores formales y supervivientes

Actualizado: 1 may

Vivimos inmersos en un tiempo precipitado. La economía se puso en pausa al estallar la pandemia. Los informativos, con sus estadísticas de muertes e información sobre nuevos casos de Covid-19 no han fortalecido las vías neuronales entre el hipocampo, que codifica nuestra memoria y la amígdala, que desencadena nuestra defensa ante el miedo. Vivimos precipitadamente, temiendo al otro, algunos buscando un nuevo sitio en el universo laboral ya que la ocupación que tenían, hoy escasea o está a punto de desaparecer. Ciertamente el mundo laboral ha cambiado rápido pero las mentes humanas demandan cierta demora. El Coronavirus se volvió algo popular para los anónimos y los lentos y así andamos viendo la rapidez de su propagación y cómo ha cambiado el mundo del trabajo. Ahora con la mayoría del mundo vacunado, estamos más tranquilos pero la guerra de Rusia contra Ucrania nos impone nuevamente el miedo y la destrucción. Hoy estamos en un día especial. Otro día de pausa, de reflexión sobre el trabajo que tenemos y que tendremos.


Muchos trabajadores han vivido con cierta desesperación esto de ser sus maestros cuando se impuso la escuela online en plenas tasas altas de contagio. Afortunadamente, volvimos a las aulas en la mayoría de países y nos quedó claro que la educación infantil debe ser presencial si queremos que sea buena educación. No hay Zoom ni pantalla que sustituya al maestro. Seguimos viviendo un tiempo raro, incomprensible y al mismo tiempo intenso. Jeremy Rifkin en 1995 en su libro "El fin del trabajo. Nuevas tecnologías contra puestos de trabajo: el nacimiento de una nueva era" ya había vaticinado parte de lo que estamos viviendo ahora con el auge de la tecnología. Pero el virus sólo lo vaticinó Bill Gates.


Ante estas noticias constantes que hablan de muerte, el otro día me encontré explicando a mi hijo esto de la vida y la muerte. Como los niños temen ser temporales y limitados, nosotros también estamos llegando al límite de lo conocido.


En este tiempo, los que tienen la fortuna de no haber perdido el trabajo, algunas veces se sienten incapaces de disfrutar de sus peripecias y de sus cosechas. En 2021 muchos trabajadores del sector retail pasaron a seguro de paro, dado el cese o descenso de ventas de las empresas en las que trabajaban. Seguramente se mantuvieron mejor las farmacias y supermercados porque la medicación y la comida siguen siendo bienes demandados. Por otro lado, el sector gastronómico y hotelero y todo lo que conlleva el sector turístico ha sido muy atacado y ahora en 2022 parece resurgir.




Algunos en seguro de paro que tenían alguna esperanza en retornar sus trabajos en 2022, se dieron cuenta que por más vacunas que se hayan hecho en tiempo récord, en esa adaptación hoy se vieron despedidos o con reducción de horas y de paga. Esto ha creado una atmósfera de rareza, una sensación de estar viviendo en la ciudad de "Blade Runner" de Ridley Scott pero sin Harrison Ford. A veces, ante las calles desiertas y ver locales que cierran, podemos sentir que estamos en la primera película "Mad Max", que curiosamente es esa que estaba ambientada justamente en 2021 en Australia, donde el petróleo, el agua y la energía eran bienes escasos y Mel Gibson era el héroe sobreviviente. En su momento, esa película que tuvo un presupuesto de 350.000 dólares, llegó a recaudar más de 100 millones de dólares en todo el mundo. En ese entonces, mostrar el caos social y las ley en las carreteras que era impuesta por las pandillas resultaba algo lejano y fantástico. Hoy cada día nos enteramos de disturbios o cierto caos imperante en algún lugar del mundo.


También este año, los trabajadores de la industria cinematográfica volvieron de a poco a filmar porque el parón trajo un descenso de las buenas propuestas, y fueron años muy malos para los cinéfilos dada la escasa cartelera. Aún así Polka y la productora La Flia en Argentina volvieron con severos protocolos. En Hollywood también se volvió a filmar con tapabocas cuando la cámara se apaga y sin tapabocas cuando se encienden las luces. Aunque la fiesta máxima de glamour, los Oscar de 2021 dejó de lado su brillo y estelaridad para hacer una ceremonia sosa, aburrida, fría, con un humor fingido, con caras de preocupación entre los que escuchaban en las mesas y en vez de los Oscar parecía los Martín Fierro pero sin celulares. Aunque en 2022 todo el mundo recordará la vuelta al glamour de los Oscar, a ver a Francis Ford Coppola con Robert De Niro y Al Pacino celebrando el cincuenta aniversario de El Padrino, o bien a Lady Gaga acompañando a Liza Minelli o bien todos recuerdan el cachetazo de Will Smith a Chris Rock porque este hizo una broma sobre la pelada de su mujer. Ahí volvimos a recordar no sólo el show sino que los hombres aun creen que poseen mujeres y que ellas son seres para defender porque están indefensas en este mundo de machos alfa.




Finalmente, en el resto de trabajos menos glamorosos y amenos, los afortunados en este nuevo panorama económico son los trabajadores que han tenido que adaptarse al home office o al trabajo en casa. De esa lista incluyo a los psicólogos, coaches, maestros que usan el Zoom para atender clientes y alumnos. Y principalmente los más favorecidos son los trabajadores del sector público y bancario porque el Estado sigue siendo el papá benefactor que pagamos todos y favorece a algunos. La plaza financiera sigue siendo intocable porque por más virus que haya, el capitalismo se puso en pausa pero sigue rozagante. Por el momento, no parece que haya lugar para el trueque.


. El virus nos expuso aunque nos pida que nos guardemos. Nos hizo sentir indefensos, nos hizo acordar que somos finitos y efímeros como el propio presente. Ciertamente sólo permanece el devenir.


Hoy no tenemos necesidad de hacer nada con prisa salvo lo de transformarnos digitalmente y debemos aprender a deambular por esa distancia social sin miedo, con el riesgo que nos ocurra algo más que una ocurrencia. La fugacidad del tiempo, la belleza de la quietud que permite reposo, el reprimido abrazo será lo que muchos trabajadores querrán que vuelva pero la prisa es otra forma del miedo. Hoy en Uruguay ha vuelto el tiempo de cercanías ante la retirada de la emergencia sanitaria y ya nos hemos atrevido a volver a reuniones, a ver a los clientes más allá de las pantallas, a volver a conversar con compañeros de trabajo. Quizá en ese riego de ver y conocer al otro, hemos resurgido más empáticos, compasivos y con ganas de entender más la diferencia.


Y como les comenté de Blade Runner, los dejo con el trailer original de este clásico del cine.



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