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Foto del escritorLeticia Brando

No escucho,no leo, veo pero no miro, igual opino así me ven

Aquellos que dicen que la gente cada vez lee menos con la invasión de los medios audiovisuales y digitales, sostengo que ocurre todo lo contrario. Cada vez leemos más pero el problema es que lo hacemos mal. Escuchamos, miramos sin ver y leemos en segundos asuntos que duran minutos. Aunque eso sí, no nos olvidamos nunca de opinar, no vaya a ser cosa que nadie nos vea.

Ciertamente tenía razón Joan Jiménez, especialista en branding social, cuando una vez me comentó que con el apogeo de Facebook, todos somos marca. Cada vez que cambiamos la fotografía en nuestro perfil, estamos refrescando nuestra marca personal. Si todos somos marca, entonces es natural que queramos mirar y ser mirados. Facebook, Instagram, TikTok han traído el exhibicionismo y el voyeurismo hasta la extenuación.

¿Qué nos ha pasado que ahora no solamente nos cuesta escuchar sino también nos cuesta leer? Nadie duda que estamos inmersos en un tiempo vertiginoso donde el cambio es lo único permanente. Vamos de la casa al trabajo, del trabajo al gimnasio y del gimnasio a casa y algunos ni eso, van directamente de la casa al trabajo como el ratón de laboratorio va de la rueda a buscar el queso.

Este ritmo acelerado parece que ha vuelto creativos a los Relaciones Públicas de Barcelona y otras ciudades cosmopolitas. Ahora la excusa para sociabilizar más allá de la pareja, los amigos de siempre y la familia está dada por los Afterworks que invitan a mezclar la charla distendida con la creación de posibles contactos de negocios. Victor Capilla ha sido casi pionero en esto con su Afterwork del Hyde Park que se mantuvo con éxito y luego le han seguido otros con éxito relativo. Pero más allá de la idea, todo esto me hace reflexionar sobre estos tiempos turbulentos. Un evento es la excusa para parar este ritmo acelerado en el que nos hemos metido. La promesa de descanso sólo es tentadora si además se nos promete que también tenemos la oportunidad de hacer negocios. En realidad, he asistido a alguno de estos eventos de networkings y no puedo decir que no me he sentido escuchada por las personas presentes. Todo lo contrario. Por eso, en todos los eventos que organizo, sea un curso que comparto con otros expertos o bien en el Congreso de Autoestima y Liderazgo de Montevideo promuevo el networking, el intercambio de tarjetas para que los emprendedores o profesionales independientes generen sinergias y cuenten de sus servicios.

Quizá cuando promovamos más el contacto de carne y hueso y no tanto el contacto virtual, leeremos más, miraremos viendo y escucharemos oyendo. Y quizá dejaremos las batallas de egos y construyamos juntos un fuerte de poder, cooperación, respeto y solidaridad


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