Tras varios años como psicóloga, coach, periodista y consultora, he descubierto que las relaciones y los grupos humanos son los que permiten que una se sienta feliz o desdichada en su vida. De esta manera, todas las personas que nos topamos en nuestra vida personal y laboral resultan beneficiosas cuando nos escuchan, nos desean lo mejor y principalmente nos aceptan. Las relaciones personales y laborales fallan cuando uno debe ser otro para estar en una relación o empresa. Así que estaré pleno y productivo cuando las personas que me tope no quieran cambiar eso que soy y acepten mis talentos y habilidades.
Muchos de nosotros distinguimos entre nuestro "yo laboral" y nuestro "yo real". Cuando sentimos que estamos en nuestra perspectiva laboral sentimos que somos estoicos, eficientes, centrados en el resultado final. Cuando pensamos en nuestra perspectiva personal vemos todas esas cosas difíciles de medir, como nuestros valores, nuestros sueños y nuestras emociones. En ocasiones, algunos líderes tienen en cuenta esas diferencias personales en sus trabajadores y los potencian e impulsan para que aporte en el trabajo en equipo. Para eso, tiene que ser un líder con mucho trabajo en management que distinga diferentes perfiles y los integre. Si sucede esto, el trabajador no fingirá ser alguien que no es. Porque cuando a las personas se les permite "ser lo que son" en su trabajo, no hay nada forzado, ni estrés ni dolencias porque los perfiles fingidos en algún momento estallan y muestran su verdadera cara. Cuando permitimos que nuestro equipo sea honesto y respetuoso con la diferencia, les estamos dando poder de creación y de intervención en la organización que ellos sueñan.
Desde la Revolución Industrial, la expectativa cultural tácita ha sido la de que los empleados deben operar como máquinas. Claro que las máquinas de vapor, las computadoras y los cajeros automáticos deben funcionar y no se sienten ignorados por sus jefes ni les molesta estar activos los fines de semana. El buen trabajador se proponía como el que tiene "fuerza", "motor", "energía", todos términos que usamos para los objetos y la tecnología que utilizamos. Claro que las personas no son máquinas y si la empresa, el empresario, la sociedad los trata como tal, las dolencias posibles son: renuncia, altas tasas de rotación, bajo bienestar y un aumento del estrés y agotamiento. Vuelvo a lo que escribí en líneas anteriores, a los seres humanos nos guían nuestros valores y nuestra necesidad de ser lo que nos hace bien ser, por tanto la congruencia entre el trinomio ser-tener-hacer y cuando nuestras tareas diarias están desconectadas de nuestros valores, eso nos pasa factura. Si finges o te controlas de expresarte y de sugerir mejoras en tu ambiente laboral, si creces creando lo que Patrick Lencioni define como la "armonía artificial", nada de quejarse, nada de discutir mejoras aunque no esté de acuerdo y así esto afecta tu bienestar y tu calidad de trabajo.
Por tanto, como líder tienes maneras de fomentar la motivación en tu equipo. Será un líder que fomente un enfoque más integrado, donde se invita a las personas a presentarse al trabajo sintiéndonse como se sienten.Basta que se permita reconocer la verdad emocional que están sintiendo a cada parte del equipo. Raramente los líderes preguntan a la gente de su equipo cómo se sienten pero si lo hicieran más a menudo, se evitarían sorpresas cuando sobrevivene un burn-out o una baja médica por depresión.
Cuando las personas sienten que no deben dejar partes importantes de sí mismos en la puerta, se crea un mejor ambiente para todos. De esta manera, las personas que se dedican a su trabajo sin perder sus valores, suelen mostrar más nivel de compromiso y tienes menos probabilidad de mostrar alienación o agotamiento. El clima de oficina mejora, lo que aumenta la retención de talento. Los clientes saben hace tiempo que una empresa o una marca es exitosa por la gente que la representa y trabaja en ella. Cuando un empleado se siente alineado a los valores de la empresa, se va a mostrar leal y creativo. Por tanto, cuidar eso que cada uno se conecte con su ser además de lo que debe hacer, será beneficioso para todos.
Por supuesto que trabajar con todo tu ser no te da licencia para insultar a un compañero de trabajo que sientes que te molesta o descartar de forma agresiva o irónica una idea con la que no estés de acuerdo. El ser auténtico no significa que abandones el comportamiento apropiado y el respeto a los demás. Nuestros sentimientos y nuestras emociones son guías que nos transmiten mensajes importantes, no nos dan directivas para actuar por impulso. Tampoco es sano que niegues esas emociones, simplemente las debes reconocer y hacerle espacio de forma responsable.
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